La primera postulante a intendente de pueblos originarios en Buenos Aires habla sobre sus orígenes, su lugar de trabajo y las dificultades del municipio de Quilmes.
(ANNPI) “Me gusta mi trabajo, pero no puedo entrar sola de noche y trabajar en esas condiciones no se puede”, explica Adriana Arce, la primera candidata a intendente con lista propia de pueblos originarios. Su propuesta política está hecha en base a su experiencia de vida.
Tiene 48 años y cuatro hijos. Es enfermera desde hace diez años. El año pasado entró a trabajar en la villa de emergencia La Matera del partido de Quilmes. Ingresó con la promesa del municipio de que tendría condiciones laborales propicias que nunca se cumplieron y desde ahí se dio cuenta que debía hacer política para cambiar la situación de su barrio.
Adriana vive a cuarenta cuadras de la unidad sanitaria municipal a la que la destinaron y a la que accedió gustosa. “La población de La matera tiene gran parte de la población que tiene raíces indígenas, quizás no reconocida. Es por eso que quise ir a aportar ahí. Desde ahí, puedo hacer la mejor campaña posible”, explica orgullosa.
La Matera es una de las zonas más castigadas de Quilmes. Es muy peligroso entrar después de que caiga la noche. La policía no entra y los remises tampoco. “Nosotros intentamos brindar la mayor asistencia que podemos, pero el municipio no nos apoya”.
La semana pasada la candidata a intendente por el municipio de Quilmes sufrió un episodio en el trabajo que le despertó dudas: “Llegué a buscar mi recibo de sueldo y no estaba, alguien se lo había robado y había firmado por mí. Es un ejemplo pequeño, pero en ese ámbito me da la sensación que es una represalia porque saben que me metí a hacer algo por mi gente”.
Adriana reconoce siempre que puede sus orígenes: “Yo soy de pueblos, esa es mi carta de presentación, mis orígenes. Por eso deben saber que puedo aportar mucho a los sectores más postergados”.
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